¿PODRÍAS VIVIR SIN PAN?

El pan es un manjar milenario cuya presencia ha sido una constante en la alimentación del hombre desde tiempos inmemoriales. El paso de los años, de los miles de años, ha ido ejerciendo una metamorfosis en sus ingredientes, elaboración y aspecto pero de lo que no cabe duda alguna es que ha formado parte intrínseca de la vida (de la mesa) del ser humano…

Los hay quienes son auténticos adictos y no logran llegar a casa con la barra intacta y los hay que reducen su consumo a momentos puntuales u ocasiones especiales por la falsa idea de que comerlo engorda (aquí habría que hablar de cantidades y acompañamientos para valorar sus efectos en el peso del consumidor…).

Si bien es cierto que existe una gama (casi) infinita de formas y sabores y que algunas variedades pueden estar más indicadas que otras para quienes siguen una dieta, hay que reconocer que el pan es una fuente de nutrición básica para nuestro organismo. Aporta hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitamina B y apenas contiene grasas. En su versión más sencilla se confecciona a base de harina de trigo, agua, levadura y sal pero pueden incluirse otros ingredientes para aportar mayor consistencia, textura o aroma como grasas, semillas (pipas de girasol, sésamo…), huevo y tantos otros.

Para asegurarse de que, efectivamente, el pan que consumimos es sano y natural (más allá del tipo de pan que sea), debemos cerciorarnos de que es artesano y no precocido ya que el primero ofrece una garantía de calidad de la que carece el segundo. Y es que solo una elaboración artesanal recurre a harinas 100% naturales (y si son ecológicas mejor), libres de sustancias tóxicas y dañinas y respetuosas con el Medio Ambiente. Independientemente de que se trate de harina de trigo, de cereales ( espelta, maiz,arroz, avena, teff, quinoa), de legumbres (garbanzos, soja) o de frutos secos (almendras,…), lo importante es que no contengan aditivos añadidos de forma artificial como azúcares, almidones, fermentos, blanqueantes o incluso gluten. Y la única forma de saberlo es optando por el pan artesano.

Después nuestros propios gustos nos guiarán hacia un pan blanco de toda la vida (si somos de gustos tradicionales), o hacia uno integral (más rico en vitaminas, minerales y fibra que además favorece el tránsito intestinal, controla el colesterol y el azúcar en sangre). O puede que decidamos llevarnos un pan con salvado (que es como uno blanco pero con más vitaminas) si no nos va lo integral o un pan no leudado (es decir, elaborado sin levadura, con masa más compacta y digestión más lenta) que resulta saciante si estamos siguiendo una dieta. Quizá probemos un pan de centeno (más compacto que el de trigo, de color oscuro y sabor amargo) si nos gustan las novedades o uno de maíz (sin gluten) si sufrimos problemas de celiaquía.

Desde luego opciones hay muchas y cada uno decidirá el tipo de pan que más le apetece en cada momento y para cada situación. Pero lo que es seguro, es que en Urrutia encontraréis vuestro pan de cada día elaborado de forma artesanal y con ingredientes 100% naturales. Para que el aroma y el sabor que más os guste sea también el más sano.

www.pastasurrutia.com

Fuentes: lacazuela.es/ innovacionparatuvida/megustaestarbien
Foto: Pixabay
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