SACA PARTIDO AL PAN DURO.

Nos encanta el pan porque es un manjar básico y exquisito que acompaña y alegra nuestras comidas pero su textura esponjosa y crujiente no dura mucho tiempo  (sobre todo cuando es de elaboración artesanal y no industrial). Y, la verdad, es una pena pensar en arrojar a la basura los restos que vamos acumulando con el paso de los días. La buena noticia es que se trata de un alimento muy aprovechable por lo que se puede, ¡y cómo!, sacar un gran partido a esos pedazos duros de miga y corteza .

Veamos algunas ideas:

En primer lugar, el pan rallado es una muy buena opción ya que resulta bastante fácil de preparar y permite múltiples usos. Dado que debe estar seco y tener una buena consistencia, es aconsejable dejarlo reposar durante varios días. Después se corta la barra en pequeños trozos y se tritura hasta que esté prácticamente deshecho. Ya está listo para empanar cualquier filete o para preparar unas sabrosas croquetas.

Por supuesto, las migas son otro plato tradicional que se nutren de pan viejo por lo que podemos emplear todos los pedazos que tengamos a mano para elaborar una receta contundente que saciará con poca cantidad.

Tostadas, claro que si. Podemos empezar la jornada con un buen desayuno acompañado de tostadas, dulces o saladas, a base de pan duro, que dejarán de serlo en cuanto pasen por el fuego. Se pueden preparar con un simple «vuelta y vuelta» en la sartén (preferiblemente antiadherente) sin ningún tipo de grasa o dorarlas en la tostadora.

Otra posibilidad es aprovechar el pan como guarnición de purés en forma de picatostes. Para ello es necesario que las rodajas sean gruesas y talladas en cuadraditos. Se fríen en abundante aceite conseguimos un acompañamiento para sopas, consomés, caldos y cremas. Aunque también podemos elaborar las propias sopas con pan viejo. De cebolla, de ajo o de bacalao son algunas sugerencias para cocinar un gran primer plato con una consistencia cremosa. Es algo tan sencillo como cortarlo en finas rodajas y tostarlo, agregarlo a un sofrito, añadir el caldo y espera que el pan ligue la mezcla dotándola de la solidez deseada.

Si queremos disponer de una base adecuada para entremeses y canapés, el pan duro es la respuesta.  Esta vez las rodajas deben ser finas y tostadas (en el horno o en la sartén, según convenga).  Se aliñan con un hilo de aceite de oliva virgen extra y se añaden los ingredientes que deseemos. Ya podemos invitar a nuestros familiares y amigos para disfrutar de un rico aperitivo.

En el campo de la repostería, un uso muy recurrido del pan duro es la elaboración de torrijas Para hacerlas necesitaremos remojar las rebanadas de pan en leche endulzada con canela o vainilla y, una vez que están rehidratadas, pasarlas por harina y huevo. Después se fríen y se sirven calientes. ¡Un postre tradicional y delicioso!.
En la misma línea, elflanes otro postre en el que se puede emplear pan viejo. Podemos, de hecho, añadir unos trozos de miga dura a la mezcla de leche, huevos y aromas (como el limón, la vainilla o el agua de azahar) que forman la base de este dulce. La textura final será muy parecida a la de los bollos…Una tentación irresistible para los amantes de la repostería.

Así que, siempre que el pan duro no tenga más de 5 días y no presente moho, podemos utilizarlo con muy variados fines y acompañar, modificar, mejorar o crear nuestros platos, salados o de pastelería. Y es que no deja de ser un alimento con gran cantidad de usos gastronómicos incluso cuando deja de estar fresco.


A pan viejo, vida nueva.

Fuente: mejorconsalud.com/ cocina.facilisimo.com/ consumer.es
Imagen: Pixabay.

	
Pre-reserva