SUPERSTICIONES SOBRE EL PAN

 

El pan es un alimento básico y sobre él se ciernen una gran cantidad de supersticiones cuyo origen se remonta a tiempos inmemoriales. Y es que durante miles de años ha formado parte esencial en la vida del hombre. A ello se añade el carácter sagrado que se le ha concedido a lo largo de la historia, como un don de Dios que había que honrar, lo cual ha contribuido al desarrollo de creencias con cierto tinte mágico de las que queremos hablaros…

El trato con el pan ha ido muy ligado a un ritual sagrado, casi ineludible si se prefería no suscitar la antipatía de la divinidad. Omitir dichos aspectos ceremoniosos era de hecho visto como una negligencia o un verdadero sacrilegio si se hacía a posta.Así, por ejemplo, en algunos países europeos se disponía el pan en posición vertical, con la parte más cocida hacia arriba simbolizando que estaba con Dios pues, colocarlo al contrario significaba que estaba con el demonio y eso podía atraer el infortunio a sus vidas. Si caía al suelo, para escapar de malos presagios, era preciso recogerlo con suma rapidez, pedir perdón y besarlo antes de volver a situarlo en la mesa. Algunos, además, rezaban una pequeña oración para justificar su descuido y librarse de la represalia de las fuerzas celestiales o terrenales (en forma de padres y madres). De la misma manera, cortar una cruz en la parte superior del pan evitaba que el diablo tomase asiento sobre él y lo arruinase.

El pan también era portador de mensajes y medio de protección: si al cortarlo descubrías un agujero (o burbuja de aire de tamaño grande) en la miga quería decir que alguien moriría pronto. Si comías las esquinas, asegurabas una buena relación con la suegra pero si comías un trozo mordisqueado por otra persona te asegurabas su odio. Si introducías un pedazo bien reseco en la indumentaria de los niños los protegías de cualquier maleficio brujeril. Pero también podías asegurar la paz del espíritu de un fallecido, tal y como hacían los pescadores de aguas profundas, arrojando al mar un pan con un cirio encendido sobre él.

Lo que toda esta serie de prácticas y rituales demuestra, a nuestro entender, es la importancia de este manjar en la vida diaria de (casi) todo ser humano. De otra manera, ¿quién se preocuparía por su posición, tipo de miga o modo de comerlo? Para Urrutia, sin duda alguna, es un alimento que, más allá de toda superstición, merece todo nuestro respeto. Y no solo. La pasión que ha despertado en nosotros lo ha convertido en nuestro proyecto de vida.

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Fuente: www.maquinasdepanaderia.com / tubalblogspot.com/ directoalpaladar.com
Imágenes: pixabay.
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