QUE SEA DE VERDAD.

¿Qué hace que sea bueno de verdad? Se trata de un alimento indispensable y un perfecto acompañamiento de todo tipo de platos pero no siempre es de la mejor calidad. Sin embargo, existen algunas cualidades que no deberían faltar en ningún pedazo de pan que llevemos a la boca. ¿Conoces cuáles son?

Para empezar, en lo que se refiere a su aspecto exterior, la corteza debe ser crujiente, de tonalidad tostada y gruesa. Y, aunque a la vista muchas hogazas pueden ofrecer esta imagen, lo recomendable es verificar a través del tacto estas impresiones.

Un buen pan tiene que pesar y eso no significa que vaya a procurar una digestión difícil. Es más, con frecuencia ocurre lo contrario ya que los ingredientes que confieren peso suelen ser más naturales y contienen nutrientes mucho más ligeros para el sistema digestivo. Su consistencia, además, se mantendrá intacta por más tiempo que en el caso de barras congeladas que hayan pasado por el horno. Estas últimas suelen presentarse con una textura muy crujiente al principio pero la pierden pasadas apenas unas horas.

Asimismo,la forma de un pan de calidad suele ser irregular, en el sentido de que ninguna hogaza es igual a la otra,  y su miga también presentará agujeros de muy diversa forma y tamaño, prueba de que ha sido preparado en horno de leña. Su base suele ser lisa, es decir, sin la impronta de rejilla habitual en hogazas que no proceden de un Obrador, y, por supuesto, huele  a pan. Nos referimos al inconfundible aroma de las auténticas panaderías … esa fragancia templada y acogedora que hace la boca agua…

Revive las sensaciones en el Obrador de Casa Urrutia. Pan del bueno, pan artesano, pan de toda la vida.

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