NO TE LO QUITES.

En una sociedad tan preocupada por la imagen, a parte de cirugías plásticas y ejercicio físico, es muy común toparse con dietas de todo tipo (algunas llamadas milagrosas) que, a pesar de las diferencias,  suelen compartir una práctica: la eliminación del pan. Pero, al parecer, según los expertos no es algo tan recomendable como podría suponerse en un primer momento. Existe una corriente de defensores que mencionan los beneficios de este hábito pero hay quienes consideran que son más los daños que causa en el organismo. Estos son algunos de ellos:

PÉRDIDA DE LÍQUIDOS Y ACETONA.
Los carbohidratos se almacenan en forma de glucógenos y contienen abundante cantidad de agua, por lo que si los retiramos de la alimentación esas reservas desaparecerán. Es decir,  se perderá peso pero también líquido. El glucógeno, además, ayuda a proteger las neuronas. El exceso puede acabar con ellas pero el defecto puede dejarlas desprotegidas en situaciones de escasez de oxígeno. Además, el cuerpo reaccionará generando acetona, compuesto que puede provocar mal aliento, sequedad bucal, mareos e insomnio.

COLESTEROL Y ESTREÑIMIENTO.

Algunas investigaciones apuntan a que el consumo responsable de hidratos de carbono (es decir, no refinados) puede contribuir a estabilizar los niveles de colesterol así como a evitar problemas de estreñimiento, bastante comunes entre la población.  En pocas palabras, eliminando la fibra del pan tendremos más posibilidad de enfrentarnos a  molestos tapones y a un complicado tránsito intestinal.

CANSANCIO.

Pero es que los hidratos de carbono suponen una importante fuente de energía para el organismo. El pan, en concreto, aporta además hierro, vitamina B y magnesio, que resultan esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo y el óptimo rendimiento. De hecho, eliminarlos supondría perder fuerza y tener mayores dificultades para realizar actividades físicas.

MAL GENIO.

Otra de las virtudes de los hidratos de carbono es la de provocar la segregación de serotonina (hormona de la felicidad) que regula los niveles de ira y los ciclos del sueño. No es que sean únicos responsables de nuestro buen humor pero está claro que contribuyen a mejorar nuestro estado de ánimo. Prescindir de ellos puede conseguir que nos asalten la rabia y el mal genio.

En definitiva, como en casi todas las cosas de la vida, el equilibrio es la mejor premisa. Cualquier exceso o defecto puede ser perjudicial y esto también afecta al consumo de pan. Para mantener la línea no es imprescindible retirar el pan de nuestra dieta (como hemos visto puede ser contraproducente). Se trata más bien de racionalizar las porciones y de elegir la opción más sana. La panadería artesana y tradicional, como en Urrutia, es una garantía de ingredientes saludables que, con toda seguridad, van a brindar el placer del sabor y la salud de lo natural.

 

Fuentes: atv.pe/ elconfidencial/20minutos.es
Imagen: Pixabay.

 

 

Pre-reserva