Con la apertura de un nuevo año suelen llegar los buenos propósitos y la fijación de metas, en tantas ocasiones, relacionadas con la salud. A menudo, además de apuntarse al gimnasio o dejar de fumar, suele ser habitual la idea de mejorar la alimentación e incorporar nuevos hábitos a la dieta. Pero si no se adopta una actitud adecuada, un proyecto que debería ser ilusionante termina por convertirse en una fuente de continuo estrés.
Lo cierto es que en la actualidad funcionamos con un exceso de información que llega a resultar perturbador. De dicha sobrecarga surgen ideales poco realistas que pretenden abarcar demasiado. Es decir, de intentar comer de una manera más equilibrada se pasa a desear hacerlo todo: comer 5 veces al día, eliminar el azúcar, los refrescos y la bollería industrial, beber dos litros de agua diarios, tomar fruta y cereales integrales…etc. Y como consecuencia la mayoría de personas acaba por rendirse antes de tiempo.
Lo ideal es limitarse a un objetivo específico dividido en varios a su vez y dilatarlos en el tiempo. Se trata de ir paso a paso y de, al menos, lograr afianzar uno de esos nuevos hábitos. Igualmente conviene recordar que no existe la perfección y que no es tan viable comer 100% sano, cada día y por siempre. El ser humano necesita ciertas motivaciones, premios y pequeñas excepciones para hallar la fuerza de seguir adelante.
Por este motivo, una alimentación sana no debería ser una alimentación que produce estrés. Más bien todo lo contrario. Por eso en Casa Urrutia apostamos por las recetas de siempre, por la cocina elaborada a fuego lento, por los platos de toda la vida y por la costumbre de sentarse a la mesa y disfrutar del momento. Gozamos de unas vistas espectaculares, de un entorno natural envidiable y de unos menús tradicionales que recuperan el sabor de siempre.
Visítanos y comienza a experimentar una alimentación libre de tensiones y prisas.
Como tiene que ser.