CREENCIAS INCIERTAS

Existen mitos (es decir, creencias populares sin fundamento real) en muchos ámbitos de la vida. Y la gastronomía también está plagada de leyendas que, sin embargo, carecen de sentido y de realidad aunque la mayoría de la gente continúe pensando que son ciertas.

Que las hamburguesas son de origen estadounidense (pero es alemán) que la pasta la inventaron los italianos (fueron los chinos); que las galletas de la suerte son chinas (son japonesas); que el croissant es francés (realmente es austríaco) o que la tempura es japonesa (nació en Portugal) son algunas de las ideas equivocadas en el mundo de la cocina. Pero el arte culinario también está plagado de falsos productos. Rabo de toro que no lo es, pimientos que no son del Padrón (proceden de Marruecos), anchoas que no son del Cantábrico o ajos chinos que se etiquetan en Las Pedroñeras.

Por su parte, el universo de las técnicas culinarias también cuenta con sus medias verdades. Por ejemplo: para engordar el caldo de un guiso no es necesario cortar las patatas haciendo «crack» . Y es que se han realizado estudios que demuestran que las patatas talladas en ese modo no sueltan más almidón. La cantidad existente de este nutriente no varía según el corte.

Cocer la pasta con un chorrito de aceite es otra costumbre bastante extendida que, sin embargo, no aporta nada. En realidad, el aceite debe ser añadido una vez que la pasta ha sido escurrida. De otra forma lo único que se hace es desperdiciar el dorado ingrediente. Si se pretende evitar el lagrimeo al picar cebolla, mojar el cuchillo en agua no va ayudar. El compuesto volátil que libera esta planta no tiene nada que ver con la humedad que pueda presentar el utensilio empleado. El único verdadero remedio para lograrlo es utilizar gafas de natación o submarinismo.

Convicciones erradas no faltan. Y la lista podría continuar sin problema. Evidentemente muchas de ellas no son dañinas por lo que mantener su práctica no pone a nadie en peligro. Y si sirven como efecto placebo para calmar ansiedades todavía mejor. Pero otros mitos implican engaño e incluso adopción de hábitos alimenticios poco recomendables. De hecho, creer que la leche no es sana, que el agua en las comidas engorda o que el vodka engorda menos que una caña puede ser contraproducente.

Por ese motivo, en Casa Urrutia recomendamos siempre mucha precaución a la hora de aceptar cualquier afirmación como verdad, especialmente, si lleva a modificar nuestra rutina de alimentación.

Imagen: Pixabay
Pre-reserva