BUENAS GRASAS.

Mantener un estilo de vida sano no significa ni mucho menos prescindir de todo tipo de grasas. Y es que las hay saludables y necesarias para el bienestar físico siempre que sean consumidas con moderación. Y entre ellas se encuentran los aceites vegetales que proceden de la extracción del líquido aceitoso de frutos y semillas oleaginosas, una técnica que data de al menos cuatro mil años.

Son alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados y se presentan en una variedad cada vez más variada y completa. Así, más allá de los clásicos como los de girasol, soja, maíz o cacahuete, la oferta se enriquece con auténticas delicias como los de pepitas de uva, semillas de calabaza, sésamo o argán. Pero ante un repertorio tan heterogéneo a veces resulta complicado saber qué opción es mejor, para qué y cómo utilizarla en la cocina.

De lo que no cabe duda alguna es que el mejor aceite vegetal es el de oliva que, con diferencia, ofrece un mayor aporte de ácido graso monoinsaturado, esencial para la salud cardiovascular y perfecto para cocinar ya que ofrece una gran resistencia a temperaturas elevadas. Sin embargo, el aceite de girasol sigue siendo uno de los aceites más consumidos y está especialmente aconsejado para preparaciones en frío como aliños, salsas o ciertos tipos de repostería.

Pero ya se trate de uno o de otro, la mesura resulta clave ya que todos los aceites poseen un elevado contenido calórico. La única diferencia entre ellos es la calidad de sus grasas por lo que se recomienda no superar las  tres o cinco cucharadas diarias. En cuanto a la aportación de Omega-3 las cantidades varían mucho y si su presencia es relevante en los aceites de lino, nueces o soja resulta insignificante en el caso del aceite de girasol o de maíz.

Y, desde luego, hay que prestar atención al origen de la materia prima. Que sea biológica o transgénica o que haya sufrida más o menos  manipulaciones puede dar lugar a un producto más o menos saludable. Por este motivo, en Casa Urrutia apostamos únicamente por aceites de oliva de producción local y ecológica. Para asegurar la calidad y el sabor auténtico en todas nuestras recetas.

Sano sí. Sabroso también.

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