KEEP CALM

Lo repetimos hasta la saciedad: comer de prisa no es nada saludable. Pero el ritmo frenético al que nos someten las obligaciones diarias, provoca, en muchas ocasiones, que no se pueda dedicar a la alimentación sana el tiempo que merece. Aunque el esfuerzo bien vale la pena.

El problema es que precisamente por estas condiciones estresantes de la vida diaria, cada vez es más común sufrir algún trastorno de alimentación causado por un estado emocional de angustia, inquietud y preocupación. Un desorden que las mujeres tienen el doble de posibilidades de padecer ya que los cambios hormonales acentúan su aparición. Como consecuencia se experimenta un deseo incontrolable de comer a todas horas, ingestas abundantes y excesivas, apetencia exagerada por alimentos azucarados y síntomas físicos como dolor de cabeza, cansancio e irritabilidad. Y es entonces cuando la comida se convierte en un problema.

Si a esta situación se añade el seguimiento de dietas desequilibradas, horarios desorganizados, comidas muy distanciadas entre sí, consumo de bebidas alcohólicas o tabaco, falta de sueño y de actividad física, el problema puede agravarse incrementandose los niveles de ansiedad. Lo más recomendable, en todos los casos, es empezar por adoptar una actitud analítica para diferenciar el estrés del hambre además de introducir, obviamente, conductas alimentarias más saludables: respetar los horarios, planificar los menús, evitar el picoteo, dormir 8 horas…

Lo que es evidente es que la calma de un ambiente tranquilo (a ser posible en compañía) y la relajación que produce un buen descanso, son grandes aliados para realizar comidas reposadas que permitan al cuerpo ingerir, digerir y sentir los alimentos. También favorecen elecciones más nutritivas que caprichosas y ayudan a percibir la sensación de saciedad a tiempo de evitar ingestas innecesarias.

Pero además algunos alimentos están de nuestra parte y ayudan a sosegar los ánimos. El magnesio de los frutos secos y de los alimentos integrales permiten la relajación muscular; el calcio evita que se produzcan episodios de agitación e irritabilidad; el triptófano de los huevos, frutos secos, frutas y carnes favorece la plenitud gástrica; la vitamina B6 de los cereales integrales, frutos secos y algunos pescados así como la fibra alimentaria proporcionan saciedad y calman el apetito. En definitiva, la naturaleza nos propone soluciones colmadas de serenidad.

Por eso, en Urrutia, ofrecemos siempre un ambiente relajado para poder disfrutar de una cocina artesanal y tradicional con ingredientes de la tierra. Una oportunidad de deleitarse con nuestros platos y postres elaborados a base de cereales, huevos, leche y frutos secos que crean una sensación de quietud y sosiego en el organismo pero también de gozo en el paladar. Porque apostamos por la comida sana, que empieza por tomarse las cosas con mucha más calma. No es que sea fácil, pero es posible!

Recuerda: keep calm and eat good!

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