PARA TODO.

Jugosas, frescas y dulces (sobre todo cuanto más maduras estén) pero también sencillas ya que pueden ser cultivadas en casi cualquier parte del mundo con clima cálido. Las ciruelas son una de esas frutas que pueden amenizar el paladar a cualquier hora del día con una amplia variedad de sabores (las verdes tienden a ser más ácidas, las rojas más dulces y las negras más tiernas).

Vienen cargadas de energía (por su alto contenido en azúcares naturales) pero no poseen apenas grasas por lo que son ideales para elevar el espíritu al comienzo de la jornada.

Se les conoce, sobre todo, por sus propiedades laxantes (cuyo efecto depende directamente de la cantidad que se ingiera) aunque también ayudan a mejorar los síntomas de la anemia (por su alto contenido en hierro), de resfriados y de gripes (son antitusivas y expectorantes). Vitaminas A, C, E además de potasio son algunos de los nutrientes que aportan y que resultan de lo más beneficiosos para el sistema inmunológico, la vista y la piel.

Pero, como en todo en esta vida, lo ideal es mantener un cierto equilibrio y es que abusar de las ciruelas puede provocar molestos efectos secundarios: diarreas, estreñimiento (si el organismo no recibe la cantidad a la que se ha acostumbrado), hinchazón (por los gases que libera durante la actuación de la fibra en el intestino) o exceso de peso (debido a la ingesta de un exceso de calorías). En definitiva, la sensatez debe ser siempre la guía en el consumo de cualquier alimento. También en este caso.

Ahora bien, disfrutar de ellas es posible y de muy diversas maneras. Son un completo acompañamiento de desayuno (en forma de mermelada, por ejemplo) y excelentes complementos de ensaladas frías, salsas para carnes, aperitivos con queso…etc. Y, cómo no, aportan un dulzor muy especial a cualquier postre. De hecho, aprovechando esa intensidad aromática, en Urrutia elaboramos nuestra receta de pastel vasco relleno de ciruelas que goza de gran éxito entre nuestros comensales.

¿A qué esperas para probarlo?

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