Te pueden gustar más o menos pero los alimentos cargados de fibra son una auténtica inversión en salud. No solo ayudan a prevenir el incómodo estreñimiento sino que contribuyen a controlar la diabetes mellitus, la obesidad o el cáncer de cólon. ¿Todavía te resistes a incorporarla en tu dieta habitual?
Existen dos tipos de fibra: la soluble (presente en el salvado de avena, cebada, nueces, semillas, lentejas y algunas frutas y verduras) que hace que el proceso digestivo sea lento. La insoluble, propia del salvado de trigo, mayoría de verduras y granos integrales, que crea el efecto contrario acelerando el paso de los alimentos en el estómago y los intestinos. Ambas son necesarias siempre que sean consumidas de forma equilibrada.
Y es que, como en todo en esta vida, es crucial un equilibrio que quede tanto alejado del exceso como del defecto. Un consumo abusivo de fibra, por tanto, también puede ser perjudicial y provocar graves perjuicios en el organismo.: reducción de la absorción de minerales importantes, menor digestibilidad, incremento de la distensión abdominal, gases y flatulencias y otros problemas digestivos. En definitiva, mejor con fibra en su justa medida.
La buena noticia es que es muy sencillo añadir este nutriente a las rutinas alimenticias. Frutas como manzanas, plátanos, ciruelas o frutas deshidratadas, legumbres, frutos secos como pistachos y nueces, son algunos de los deliciosos alimentos que pueden animar la monotonía de la que se es presa fácilmente en la actualidad. E igual de sencillo es recurrir a los cereales y sus derivados como el pan integral o, si surge el apetito por algo dulce, los postres integrales.
De hecho, en Casa Urrutia elaboramos unas galletas y pastas tradicionales a partir de ingredientes naturales y ligeros para que, ya sea en el desayuno o merienda, cuando acechen las ganas de algo rico pero muy sano la decisión no sea nada complicada. Porque darse un capricho con fibra es posible.
Casa Urrutia. Alimentos ricos, sanos y sostenibles.