COMIDA DE ARTESANOS.

Hoy en día, es cada vez más habitual toparse con consumidores (especialmente de las nuevas generaciones) que privilegian la elaboración artesanal de los productos y que buscan encontrar un toque extraordinario hasta en los alimentos más comunes. Una búsqueda de la autenticidad que se plasma en cada elección de compra que realizan y en cada plato que sirven en su mesa.

La cocina que recupera el origen de sus procesos y sigue técnicas ancestrales logra captar la esencia de cada receta y ofrecer un sabor original cada vez más perdido entre la miríada de formatos industriales que copan el mercado. Por este motivo, y por la dedicación y mimo que se vierten en la creación de cada plato, la elaboración artesanal es cada vez más apreciada y demandada.

En el fondo, esta propensión a volver a tiempos pasados en los que el aroma de los alimentos destilaba naturalidad y sencillez, no hace sino demostrar la necesidad de rescatar el arte de una alimentación más sana y cuidada. Más cercana y familiar. Y es que cada uno de los productos fruto de los procesos manuales y de la devoción del artesano, en realidad, tienen un sabor más intenso y nada artificial.

Verduras, quesos, café, té, chocolate, pan...Alimentos compuestos únicamente por ingredientes naturales conquistan cada vez más paladares que reclaman piezas únicas saludables y de calidad. Y uno de los sectores en los que más se refleja esta tendencia es en el ámbito de la panadería, seguramente porque el pan no deja de ser un manjar de consumo diario en el que la industria ha dejado especial huella.
Se trata, efectivamente, de un alimento sencillo cuyo auténtico sabor, sin embargo, se ha visto sepultado por la intrusión de procesos mecanizados y de la incorporación de aditivos y sustancias artificiales. Por este motivo, degustar nuevamente esa textura crujiente y esponjosa de aroma inconfundible, se ha convertido ya en un momento culinario incomparable. Y posible.

Gracias al esmero de los panaderos artesanos, que se han mantenido fieles a las recetas tradicionales y a los métodos de elaboración manual, y gracias al empleo de ingredientes naturales, el pan artesanal que sabe a pan está al alcance de los consumidores. Pero también los tradicionales platos de la región. Carnes, pescados, verduras…y, cómo no, los postres, son ejemplos del arte gastronómico que supone la cocina artesanal. Más sabor y más salud en cada bocado. Y de eso, algo sabemos en Casa Urrutia, donde elaboramos todo nuestro menú según las recetas heredadas de nuestros abuelos. Para que comer se convierta en una experiencia genuina y exquisita cada día.

 

 

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