COME ECO.

Comer de forma sana es posible y hacerlo de forma respetuosa con el medio ambiente, también. Si bien los nutrientes sin aditivos, pesticidas ni otras sustancias potencialmente tóxicas no son precisamente los que abarrotan los estantes de los supermercados, existen ciertos hábitos de sentido común que pueden contribuir a llevar una alimentación, al menos, más acorde con el entorno.

En primer lugar, se aconseja planificar la compra así como realizarla a pie. De este modo y evitando el uso del coche, se participa activamente en la reducción de la contaminación por combustibles fósiles de algunos vehículos y se evitan también los excesos y caprichos que solo van a ocupar sitio y no van a ser finalmente consumidos. Precisamente aprovechar todo al máximo es otro de los mantras del consumo responsable para reducir la producción de desperdicios o de lo que se denomina, huella alimentaria. De ahí la importancia de una buena planificación para comprar y cocinar lo justo.

Apostar por productos de origen vegetal, como frutas, verduras, cereales enteros, tubérculos, frutos secos y legumbres es otra manera de reducir el impacto medioambiental de la producción de alimentos de tipo animal así como de reducir el riesgo de determinadas enfermedades asociadas al consumo excesivo de carne.

También es muy positivo ceñirse a los artículos de temporada y cercanía. El precio es más asequible; se respetan los ciclos vitales de los pescados, mariscos y otros animales y se contribuye al desarrollo económico de la propia comunidad o Provincia.

En el caso de adquirir productos envasados, es recomendable prestar atención al tipo de empresa de la que provienen ya que no todas son igualmente sostenibles ni hacen un uso responsable del embalaje. Pero, en la medida de lo posible, conviene eludir los envases superfluos y recurrir a la compra a granel.

Congelar es también un hábito de lo más recomendable. Se pueden conservar todas las hortalizas que hayan sobrado y que no vayan a ser utilizadas inmediatamente con la idea de preparar, en otro momento, un buen sofrito o una salsa de verduras. De igual forma, se pueden meter al congelador lentejas, canelones o cualquier otro plato y consumirlos más adelante.

Y si se dispone del tiempo, lo mejor es cocinar un@ mism@. No solo ayuda a mantener la tradición y la identidad culinaria de la región, sino que colabora directamente con la sostenibilidad dado que la mayoría de las recetas de toda la vida se basan en productos locales y de temporada.

De hecho, en Urrutia son esas fórmulas culinarias que se han pasado de generación en generación las que conforman los cimientos de nuestra cocina artesana. Ingredientes naturales que la tierra nos proporciona en cada estación para elaborar platos que conservan todo el sabor y el aroma. Típicas delicias dulces y saladas para esos paladares que apuestan por la tradición gastronómica y que se pueden degustar en nuestro restaurante de Ujué.

Salud y sabor sostenibles en tu mesa con Urrutia.

Pre-reserva